Löydetty 822 Tulokset: corazón puro

  • La primera era como un león con alas de águila. Vi que le arrancaron las alas, la levantaron de la tierra y la incorporaron como un hombre y le dieron un corazón humano. (Daniel 7, 4)

  • Aquí termina la relación. Yo, Daniel, quedé turbado por estos pensamientos y se me demudó el color del rostro. Pero lo guardé todo en mi corazón. (Daniel 7, 28)

  • Gracias a su astucia, la traición tendrá éxito en sus manos, su corazón se inflará de soberbia y de improviso destruirá a una gran multitud. Se alzará también contra el príncipe de los príncipes. Pero será destruido sin intervención humana. (Daniel 8, 25)

  • levanté los ojos, miré y vi a un hombre vestido de lino, ceñidos los lomos de oro puro. (Daniel 10, 5)

  • Reafirmará sus fuerzas y su corazón, marchando contra el rey del sur con un gran ejército. El rey del sur se aprestará a la guerra con un ejército muy grande y muy poderoso, pero no podrá resistirle, pues se tramarán contra él conspiraciones. (Daniel 11, 25)

  • En cuanto a los dos reyes, su corazón no pensará más que en hacerse daño y, aun sentados a la misma mesa, se dirán mentiras. Pero nada lograrán, pues falta tiempo aún para el momento fijado. (Daniel 11, 27)

  • Ella, llorando, levantó los ojos al cielo, porque su corazón tenía puesta su confianza en el Señor. (Daniel 13, 35)

  • Retiró a éste, mandó traer al otro y le dijo: "Raza de Canaán, que no de Judá, la hermosura te ha seducido y la pasión ha trastornado tu corazón. (Daniel 13, 56)

  • Pero yo la atraeré y la guiaré al desierto, donde hablaré a su corazón. (Oseas 2, 16)

  • No piensan en su corazón que yo llevo cuenta de todas sus maldades. Ahora les acorralan sus obras, ante mi rostro están presentes. (Oseas 7, 2)

  • Su corazón se abrasa como un horno en las tramas que urde. Toda la noche dormita su cólera y a la mañana quema como fuego ardiente. (Oseas 7, 6)

  • Y no claman a mí en su corazón cuando se lamentan en sus camas; se preocupan del trigo y del vino y se rebelan contra mí. (Oseas 7, 14)


“Você teme um homem,um pobre instrumento nas mãos de Deus, mas não teme a justiça divina?” São Padre Pio de Pietrelcina