Löydetty 168 Tulokset: aceite

  • cuando empapaba mis pies en cuajada y regatos de aceite la roca me vertía. (Job 29, 6)

  • su boca es más dulce que la crema, pero su corazón hace la guerra; sus palabras, más suaves que el aceite, son espadas desnudas. (Salmos 55, 22)

  • Tú aumentas mi fuerza como la del toro y me unges con aceite nuevo. (Salmos 92, 11)

  • el pan que le da fuerzas, y el vino que le alegra el corazón y hace brillar su rostro más que el mismo aceite. (Salmos 104, 15)

  • se vista de maldición como de un manto; penetre como el agua en sus entrañas, igual que aceite dentro de sus huesos; (Salmos 109, 18)

  • Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su palabra es más suave que el aceite; (Proverbios 5, 3)

  • El que quiere frenarla quiere frenar el viento y aferrar el aceite con la mano. (Proverbios 27, 16)

  • Las cosas indispensables para la vida del hombre son: el agua y el fuego, el hierro y la sal, la harina de trigo, la leche y la miel, el jugo de racimo, el aceite y el vestido. (Eclesiástico 39, 26)

  • Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él nada sano: heridas, contusiones, llagas vivas, no curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. (Isaías 1, 6)

  • Ezequías se alegró mucho y enseñó a los mensajeros su tesoro, la plata, el oro, los aromas, el aceite exquisito, así como su arsenal y lo que había en sus almacenes; nada quedó que Ezequías no les enseñara en su palacio y en sus posesiones. (Isaías 39, 2)

  • Y vendrán cantando de alegría a la altura de Sión, volverán a gozar de los bienes del Señor: el trigo, el vino y el aceite, las ovejas y los bueyes. Su alma será un huerto bien regado y no volverán ya a languidecer. (Jeremías 31, 12)

  • Mirad, yo por mí me quedo en Mispá como representante del país ante los caldeos que vengan a nosotros. Vosotros recoged la uva, los frutos y el aceite, llenad vuestras tinajas y habitad en las ciudades que vais a ocupar". (Jeremías 40, 10)


“Caminhe sempre e somente no bem e dê, cada dia, um passo à frente na linha vertical, de baixo para cima.” São Padre Pio de Pietrelcina