Löydetty 182 Tulokset: Sión

  • Con grande inspiración vio el fin de los tiempos, consoló a los afligidos de Sión, anunció lo venidero hasta el fin de los tiempos y las cosas ocultas antes que sucediesen. (Eclesiástico 48, 24)

  • La hija de Sión ha quedado como una choza en una viña, como un tugurio en melonar, como ciudad sitiada. (Isaías 1, 8)

  • ¡Cómo se ha prostituido la ciudad fiel, Sión, tan llena de justicia! Moraba en ella el derecho; ¡ahora, en cambio, asesinos! (Isaías 1, 21)

  • Sión será redimida con el derecho, y sus convertidos con la justicia. (Isaías 1, 27)

  • vendrán muchos pueblos y dirán: Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos y caminemos por sus sendas. Pues de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la palabra del Señor. (Isaías 2, 3)

  • El Señor dice: Por la altivez de las hijas de Sión, que pasan erguida la cabeza y los ojos provocadores; que caminan a pasitos menudos, haciendo tintinear los aros de sus pies, (Isaías 3, 16)

  • el Señor llenará de tiña la cabeza de las hijas de Sión, el Señor descubrirá su vergüenza. (Isaías 3, 17)

  • El que quede en Sión y sobreviva en la ciudad será llamado santo, será inscrito para sobrevivir en Jerusalén. (Isaías 4, 3)

  • Cuando el Señor haya lavado la mancha de las hijas de Sión y haya limpiado a Jerusalén de la sangre en ella derramada, cuando dicte la sentencia y ejecute la pena, (Isaías 4, 4)

  • entonces el Señor formará, sobre toda la extensión del monte de Sión y sobre sus asambleas, una nube de humo durante el día y un resplandor de fuego llameante por la noche. Pues encima de todo la gloria del Señor será tienda (Isaías 4, 5)

  • Por eso el abismo ha ensanchado sus fauces, ha abierto su boca sin medida; ¡baja allá la grandeza (de Sión) y su turba bulliciosa y alegre! (Isaías 5, 14)

  • Ved: yo y los hijos que el Señor me ha dado señales somos y presagios en Israel de parte del Señor omnipotente, que mora en el monte Sión. (Isaías 8, 18)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina