Löydetty 1384 Tulokset: Pie

  • y estar acreditada por sus buenas obras, tales como haber educado bien a sus hijos, haber ejercitado la hospitalidad, haber lavado los pies a los creyentes, haber socorrido a los atribulados, haber practicado toda clase de obra buena. (I Timoteo 5, 10)

  • conflictos interminables, propios de personas obcecadas e ignorantes, que piensan que la religión es un negocio; (I Timoteo 6, 5)

  • Y ¿a cuál de los ángeles dijo nunca: Siéntate a mi derecha hasta que haga de tus enemigos estrado de tus pies? (Hebreos 1, 13)

  • Todo lo sometiste bajo sus pies. Si se le ha sometido todo, no ha quedado nada fuera de su dominio. De momento, es cierto, no vemos todavía esta sumisión universal. (Hebreos 2, 8)

  • esperando desde entonces que sus enemigos sean colocados como estrado de sus pies. (Hebreos 10, 13)

  • fueron apedreados, torturados, aserrados, pasados a filo de espada, anduvieron errantes, cubiertos con pieles de ovejas y de cabras, desprovistos de todo, oprimidos, maltratados, (Hebreos 11, 37)

  • dirigid vuestros pasos por caminos llanos para que el pie cojo en lugar de dislocarse se cure. (Hebreos 12, 13)

  • Un hombre así no piense recibir nada del Señor: (Santiago 1, 7)

  • y vosotros volvéis vuestra mirada al que viste elegantemente y le decís: Tú, siéntate aquí, en el puesto de honor, y al pobre: Tú estáte de pie o siéntate aquí, a mis pies, (Santiago 2, 3)

  • Acercaos a él, piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida y apreciada por Dios; (I Pedro 2, 4)

  • disponeos como piedras vivientes, a ser edificados en casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer víctimas espirituales agradables a Dios por mediación de Jesucristo; (I Pedro 2, 5)

  • pues dice la Escritura: Yo pongo en Sión una piedra angular, escogida, preciosa; el que crea en ella no será defraudado. (I Pedro 2, 6)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina