Löydetty 84 Tulokset: Clase

  • Tendréis también por impuro cualquier clase de insecto alado, y no lo comeréis. (Deuteronomio 14, 19)

  • Comeréis toda clase de aves puras. (Deuteronomio 14, 20)

  • Un solo testigo no basta para probar la culpabilidad de un hombre en cualquier clase de falta o delito que sea. La sentencia se apoyará en la declaración de dos o tres testigos, cualquiera que sea el delito. (Deuteronomio 19, 15)

  • No siembres en tu viña más de una clase de simiente, no sea que todo sea declarado sagrado, lo que sembraste y la cosecha de la viña. (Deuteronomio 22, 9)

  • Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, guárdate de toda clase de maldad. (Deuteronomio 23, 10)

  • Si un hombre está recién casado, no irá a la guerra ni se le hará cumplir otra clase de servicios; quedará libre en su casa durante un año para contentar a su mujer. (Deuteronomio 24, 5)

  • Más aún; el Señor enviará sobre ti, hasta que seas exterminado, toda clase de enfermedades y calamidades que no están escritas en el libro de la ley. (Deuteronomio 28, 61)

  • ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos salvará de la mano de este Dios poderoso? Es él quien castigó a Egipto con toda clase de plagas. (I Samuel 4, 8)

  • Eliseo ordenó a su criado: "Dile: Nos estás prodigando toda clase de cuidados; ¿qué podría hacer por ti? ¿Tienes alguna solicitud que elevar al rey o al jefe del ejército?". Ella respondió: "En medio de mi pueblo vivo". (II Reyes 4, 13)

  • y allí quemaron incienso como las gentes que el Señor había echado ante ellos, y cometieron toda clase de maldades, irritando al Señor, (II Reyes 17, 11)

  • Tienes a tu disosición buen número de obreros: canteros, escultores, carpinteros y hombres especializados en toda clase de obras. (I Crónicas 22, 15)

  • También éstos, lo mismo que los hijos de Aarón, fueron clasificados por suerte en presencia del rey David, de Sadoc, de Ajimélec y de los jefes de familias sacerdotales y levíticas, sin distinción de ninguna clase. (I Crónicas 24, 31)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina