Löydetty 138 Tulokset: segundo

  • Hizo dos capiteles fundidos en bronce para colocarlos sobre la cima de las columnas, de cinco codos de altura un capitel y de cinco codos de altura el capitel segundo. (I Reyes 7, 16)

  • Hizo dos encajes y dos trenzados a modo de cadenas para los capiteles de la cima de las columnas, un trenzado para un capitel y otro trenzado para el capitel segundo. (I Reyes 7, 17)

  • colocadas sobre la prominencia que estaba detrás del trenzado; doscientas granadas alrededor del segundo capitel. (I Reyes 7, 20)

  • Nadab, hijo de Jeroboam, comenzó a reinar en Israel el año segundo de Asá, rey de Judá, y reinó dos años sobre Israel. (I Reyes 15, 25)

  • Murió según la palabra de Yahveh que Elías había dicho, y reinó en su lugar su hermano Joram, en el año segundo de Joram, hijo de Josafat, rey de Judá, porque él no tenía hijos. (II Reyes 1, 17)

  • En el año segundo de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel, comenzó a reinar Amasías, hijo de Joás, rey de Judá. (II Reyes 14, 1)

  • En el año segundo de Pecaj, hijo de Remalías, rey de Israel, comenzó a reinar Jotam, hijo de Ozías, rey de Judá. (II Reyes 15, 32)

  • El rey ordenó a Jilquías, al segundo de los sacerdotes y a los encargados del umbral que sacaran del santuario de Yahveh todos los objetos que se habían hecho para Baal, para Aserá y para todo el ejército de los cielos; los quemó fuera de Jerusalén en los yermos del Cedrón y llevó sus cenizas a Betel. (II Reyes 23, 4)

  • El jefe de la guardia tomó preso a Seraías, primer sacerdote, y a Sefanías, segundo sacerdote, y a los tres encargados del umbral. (II Reyes 25, 18)

  • Jesé engendró a su primogénito Eliab; Abinadab, el segundo; Simá, el tercero; (I Crónicas 2, 13)

  • Estos son los hijos que le nacieron a David en Hebrón: el primogénito Amnón, hijo de Ajinoam, de Yizreel; el segundo, Daniel, hijo de Abigaíl de Carmelo; (I Crónicas 3, 1)

  • Hijos de Josías: Yojanán, el primogénito; Yoyaquim, el segundo; Sedecías, el tercero; Sallum, el cuarto. (I Crónicas 3, 15)


“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina