Löydetty 254 Tulokset: salió

  • Entró ella y, cayendo a sus pies, se postró en tierra y salió llevándose a su hijo. (II Reyes 4, 37)

  • Uno de ellos salió al campo a recoger hierbas comestibles; encontró una viña silvestre y recogió una especie de calabazas silvestres hasta llenar su vestido; fue y las cortó en pedazos en la olla del potaje, pues no sabía lo que era. (II Reyes 4, 39)

  • Pero la lepra de Naamán se pegará a ti y a tu descendencia para siempre.» Y salió de su presencia con lepra blanca como la nieve. (II Reyes 5, 27)

  • Salió el pueblo y saqueó el campamento de Aram; la arroba de flor de harina estaba a siclo y las dos arrobas de cebada a siclo, según la palabra de Yahveh. (II Reyes 7, 16)

  • Jehú salió a donde los servidores de su señor. Le dijeron: «¿Todo va bien? ¿A qué ha venido a ti ese loco?» Respondió: «Vosotros conocéis a ese hombre y sus palabras.» (II Reyes 9, 11)

  • Salió el jinete a su encuentro y dijo: «Así dice el rey: ¿Hay paz?» Jehú respondió: «¿Qué te importa a ti la paz? Ponte detrás de mí.» El vigía avisó: «El mensajero ha llegado donde ellos, pero no vuelve.» (II Reyes 9, 18)

  • Por la mañana salió, se presentó y dijo a todo el pueblo: «Sed justos. Yo he conspirado contra mi señor y le he matado, pero ¿quién ha matado a todos éstos? (II Reyes 10, 9)

  • Aquella misma noche salió el Angel de Yahveh e hirió en el campamento asirio a 185.000 hombres; a la hora de despertarse, por la mañana, no había más que cadáveres. (II Reyes 19, 35)

  • Cuando los filisteos oyeron que David había sido ungido rey sobre todo Israel, subieron todos en su busca. Lo supo David y les salió al paso. (I Crónicas 14, 8)

  • Pero prevaleció la orden del rey sobre Joab, de modo que éste salió y recorrió todo Israel, volviéndose después a Jerusalén. (I Crónicas 21, 4)

  • Cuando David llegó junto a Ornán, miró Ornán y, viendo a David, salió de la era y postróse ante David, rostro en tierra. (I Crónicas 21, 21)

  • Salió contra ellos Zéraj el etíope, con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros, y llegó hasta Maresá. (II Crónicas 14, 8)


“A natureza humana também quer a sua parte. Até Maria, Mãe de Jesus, que sabia que por meio de Sua morte a humanidade seria redimida, chorou e sofreu – e como sofreu!” São Padre Pio de Pietrelcina