Löydetty 141 Tulokset: Seán

  • Aunque sean muchos, no te goces en ellos, si con ellos no se halla el temor del Señor. (Eclesiástico 16, 2)

  • A menos que te sean enviadas por el Altísimo en visita, no abras tu corazón a estas cosas. (Eclesiástico 34, 6)

  • Ahora Yahveh les dice: « Sau la sau, sau la sau, cau la cau, cau la cau, zeer sam, zeer sam », de suerte que vayan y caigan hacia atrás y se fracturen, caigan en la trampa y sean presos. (Isaías 28, 13)

  • Sean tus días estables; la riqueza que salva son la sabiduría y la ciencia, el temor de Yahveh sea tu tesoro. (Isaías 33, 6)

  • Y se tomará de entre tus hijos, los que han salido de ti, los que has engendrado, para que sean eunucos en el palacio del rey de Babilonia.» (Isaías 39, 7)

  • y no quedará de ellos ni reliquia cuando yo traiga la desgracia a los de Anatot, el año en que sean visitados. (Jeremías 11, 23)

  • De muertes miserables morirán, sin que sean plañidos ni sepultados. Se volverán estiércol sobre la haz del suelo. Con espada y hambre serán acabados, y serán sus cadáveres pasto para las aves del cielo y las bestias de la tierra. (Jeremías 16, 4)

  • Por tanto, entrega a sus hijos al hambre y desángralos a filo de espada; queden sus mujeres sin hijos y viudas, sean sus varones asesinados, sus mancebos acuchillados en la guerra. (Jeremías 18, 21)

  • y que sean las casas de Jerusalén y las de los reyes de Judá como el lugar de Tófet: una inmundicia; todas las casas en cuyas azoteas incensaron a toda la tropa celeste y libaron libación a otros dioses.» (Jeremías 19, 13)

  • daré suelta entre ellos a la espada, al hambre y a la peste, hasta que sean acabados de sobre el solar que di a ellos y a sus padres. (Jeremías 24, 10)

  • Sin. ¡Oye cómo gimo: no hay quien me consuele! Todos mis enemigos, enterados de mi mal, se alegran de lo que tú has hecho. ¡Haz que llegue el Día que tienes anunciado, para que sean como yo! (Lamentaciones 1, 21)

  • Rogad por la vida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y por la vida de su hijo Baltasar, para que sean sus días como los días del cielo sobre la tierra. (Baruc 1, 11)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina