Löydetty 168 Tulokset: Judas

  • Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos. (Juan 18, 2)

  • Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas. (Juan 18, 3)

  • Le contestaron: «A Jesús el Nazareno.» Díceles: «Yo soy.» Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos. (Juan 18, 5)

  • Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago. (Hechos 1, 13)

  • «Hermanos, era preciso que se cumpliera la Escritura en la que el Espíritu Santo, por boca de David, había hablado ya acerca de Judas, el que fue guía de los que prendieron a Jesús. (Hechos 1, 16)

  • para ocupar en el ministerio del apostolado el puesto del que Judas desertó para irse adonde le correspondía.» (Hechos 1, 25)

  • Después de éste, en los días del empadronamiento, se levantó Judas el Galileo, que arrastró al pueblo en pos de sí; también éste pereció y todos los que le habían seguido se dispersaron. (Hechos 5, 37)

  • Y el Señor: «Levántate y vete a la calle Recta y pregunta en casa de Judas por uno de Tarso llamado Saulo; mira, está en oración (Hechos 9, 11)

  • Entonces decidieron los apóstoles y presbíteros, de acuerdo con toda la Iglesia, elegir de entre ellos algunos hombres y enviarles a Antioquía con Pablo y Bernabé; y estos fueron Judas, llamado Barsabás, y Silas, que eran dirigentes entre los hermanos. (Hechos 15, 22)

  • Enviamos, pues, a Judas y Silas, quienes os expondrán esto mismo de viva voz: (Hechos 15, 27)

  • Judas y Silas, que eran también profetas, exhortaron con un largo discurso a los hermanos y les confortaron. (Hechos 15, 32)

  • Judas, siervo de Jesucristo, hermano de Santiago, a los que han sido llamados, amados de Dios Padre y guardados para Jesucristo. (Judas 1, 1)


“Rezai e continuai a rezar para não ficardes entorpecidos”. São Padre Pio de Pietrelcina