Löydetty 386 Tulokset: viaje en el desierto

  • Los llevaré al desierto de los pueblos y allí entraré en juicio con ustedes cara a cara. (Ezequiel 20, 35)

  • Así como entré en juicio con sus padres en el desierto del país de Egipto, así lo haré con ustedes -oráculo del Señor-. (Ezequiel 20, 36)

  • Allí se escuchaba el ruido de una multitud despreocupada. A ellos se sumaba una cantidad de hombres, venidos de todas partes del desierto. Ellos pusieron pulseras en los brazos de las mujeres y espléndidas coronas en sus cabezas. (Ezequiel 23, 42)

  • Te arrojaré en el desierto, a ti y a todos los peces de tus Nilos; quedarás tendido en pleno campo y no serás recogido ni enterrado. Te daré como pasto a las bestias de la tierra y a los pájaros del cielo. (Ezequiel 29, 5)

  • Haré de este país un desierto desolado, y se acabará su arrogante poderío. Las montañas de Israel quedarán devastadas y nadie más pasará por ellas. (Ezequiel 33, 28)

  • Y cuando yo convierta a este país en un desierto desolado, por todas las abominaciones que han cometido, entonces se sabrá que yo soy el Señor. (Ezequiel 33, 29)

  • Yo estableceré para ellos una alianza de paz y haré desaparecer del país a las bestias feroces. Ellos habitarán seguros en el desierto y dormirán en los bosques. (Ezequiel 34, 25)

  • Tú le dirás: Así habla el Señor: ¡Aquí estoy contra ti, montaña de Seír! Yo extenderé mi mano contra ti y te convertiré en un desierto desolado. (Ezequiel 35, 3)

  • Yo haré de la montaña de Seír un desierto desolado, y extirparé de ella al que va y al que viene. (Ezequiel 35, 7)

  • Si no, la desnudaré por completo y la dejaré como el día en que nació; haré de ella un desierto, la convertiré en tierra árida y la haré morir de sed. (Oseas 2, 5)

  • Por eso, yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré a su corazón. (Oseas 2, 16)

  • Como uvas en el desierto, yo encontré a Israel; como una breva en la higuera, al comienzo de la estación, yo vi a sus padres. Pero, al llegar a Baal Peor, se consagraron a la Ignominia y se hicieron abominables como el objeto de su amor. (Oseas 9, 10)


“Submeter-se não significa ser escravo, mas ser livre para receber santos conselhos.” São Padre Pio de Pietrelcina