Löydetty 571 Tulokset: templo de salomón

  • El sacerdote tomó de la Carpa el cuerno de aceite y ungió a Salomón. Entonces sonó la trompeta y todo el pueblo exclamó: ¡Viva el rey Salomón! (I Reyes 1, 39)

  • Pero Jonatán tomó la palabra y dijo a Adonías: "¡Al contrario! Nuestro señor, el rey David, ha proclamado rey a Salomón. (I Reyes 1, 43)

  • Además, Salomón se ha sentado en el trono real, (I Reyes 1, 46)

  • y también los servidores del rey fueron a felicitar a nuestro señor el rey David, diciendo: ‘Que tu Dios haga el nombre de Salomón más ilustre que el tuyo y engrandezca su trono más que el tuyo’. El rey, en su lecho, hizo un gesto de asentimiento, (I Reyes 1, 47)

  • Adonías, por su parte, tuvo miedo de Salomón, se levantó y fue a agarrarse de los cuernos del altar. (I Reyes 1, 50)

  • Entonces le avisaron a Salomón: "Adonías tiene miedo de ti y se ha agarrado de los cuernos del altar, diciendo: ‘Que el rey Salomón me jure primero que no hará morir a su servidor por la espada’". (I Reyes 1, 51)

  • Salomón mandó que lo bajaran del altar. Adonías fue a postrarse ante el rey, y Salomón le dijo: "Vete a tu casa". (I Reyes 1, 53)

  • Estando ya próximo a su muerte, David hizo estas recomendaciones a su hijo Salomón: (I Reyes 2, 1)

  • Salomón se sentó en el trono de su padre David, y su realeza quedó firmemente afianzada. (I Reyes 2, 12)

  • Adonías, hijo de Jaguit, fue a ver a Betsabé, la madre de Salomón. "¿Vienes en son de paz?", preguntó ella. "Sí", respondió él. (I Reyes 2, 13)

  • Él prosiguió: "Pídele por favor al rey Salomón que me dé por esposa a Abisag, la sunamita. Seguramente no te lo va a negar". (I Reyes 2, 17)

  • Betsabé fue a presentarse al rey Salomón para hablarle de Adonías. El rey se levantó, fue a su encuentro y le hizo una inclinación. Luego se sentó en su trono, mandó poner un trono para la madre del rey, y ella se sentó a su derecha. (I Reyes 2, 19)


“A maior caridade é aquela que arranca as pessoas vencidas pelo demônio, a fim de ganhá-las para Cristo. E isso eu faço assiduamente, noite e dia.” São Padre Pio de Pietrelcina