Löydetty 93 Tulokset: oración

  • porque muy pronto un hombre irreprochable salió en su defensa, con las armas de su propio ministerio: la oración y el incienso expiatorio. Él afrontó la cólera divina y puso fin a la calamidad, demostrando así que era tu servidor. (Sabiduría 18, 21)

  • No hables demasiado en la asamblea de los ancianos ni repitas las palabras en tu oración. (Eclesiástico 7, 14)

  • La oración del pobre va de su boca a los oídos del Señor, y la sentencia divina no se hace esperar. (Eclesiástico 21, 5)

  • Escucha, Señor, la oración de los que te suplican, conforme a la bendición de Aarón sobre tu pueblo, (Eclesiástico 36, 16)

  • Yo hice subir desde la tierra mi oración, rogué para ser preservado de la muerte. (Eclesiástico 51, 9)

  • En mi juventud, antes de andar por el mundo, busqué abiertamente la sabiduría en la oración; (Eclesiástico 51, 13)

  • yo los conduciré hasta mi santa Montaña y los colmaré de alegría en mi Casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar, porque mi Casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos. (Isaías 56, 7)

  • Escucha, Señor, nuestra oración y nuestra súplica, y por tu honor, líbranos y concédenos el favor de aquellos que nos han deportado, (Baruc 2, 14)

  • Entonces se presentaron ante el rey y, refiriéndose a la prohibición real, le dijeron: "¿Acaso no has escrito una prohibición según la cual todo el que dirija una oración dentro de los próximos treinta días, a cualquier dios u hombre que no seas tú, rey, debe ser arrojado al foso de los leones?". El rey tomó la palabra y dijo: "Así es, en efecto, según la ley de los medos y de los persas, que es irrevocable". (Daniel 6, 13)

  • Entonces ellos tomaron la palabra y dijeron en presencia del rey: "Daniel, uno de los deportados de Judá, no te ha hecho caso, rey, ni a ti ni a la prohibición que tú has escrito, y tres veces al día hace su oración". (Daniel 6, 14)

  • Y ahora, Dios nuestro, escucha la oración y las súplicas de tu servidor, y a causa de ti mismo, Señor, que brille tu rostro sobre tu Santuario desolado. (Daniel 9, 17)

  • yo hablaba todavía en oración, cuando Gabriel, ese hombre al que había visto al comienzo en la visión, se acercó a mí en rápido vuelo, a la hora de la oblación de la tarde. (Daniel 9, 21)


“Proponha-se a exercitar-se nas virtudes”. São Padre Pio de Pietrelcina