Löydetty 157 Tulokset: lamentaciones de Jeremías

  • Y Jeremías dijo a Seraías: "Cuando llegues a Babilonia, procura leer en voz alta todas estas palabras. (Jeremías 51, 61)

  • Entonces dirás: De esta manera se hundirá Babilonia, y no se levantará nunca más de la desgracia que yo haré venir sobre ella". Aquí concluyen las palabras de Jeremías. (Jeremías 51, 64)

  • Sedecías tenía veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jamutal, hija de Jeremías, y era de Libná. (Jeremías 52, 1)

  • El Señor se portó como un enemigo y devoró a Israel: devoró todos sus palacios, destruyó sus fortalezas; multiplicó en la hija de Judá las lamentaciones y los lamentos. (Lamentaciones 2, 5)

  • Carta de Jeremías. (Baruc 6, 0)

  • el primer año de su reinado, yo, Daniel, investigaba en los Libros el número de años que, según la palabra del Señor al profeta Jeremías, debían cumplirse sobre las ruinas de Jerusalén: eran setenta años. (Daniel 9, 2)

  • Por eso, así habla el Señor, Dios de los ejércitos: Habrá lamentaciones en todas las plazas y gemidos en todas las calles. Convocarán a los campesinos para el duelo y a las plañideras para los lamentos. (Amós 5, 16)

  • Habrá lamentaciones en todas las viñas, cuando yo pase en medio de ti, dice el Señor. (Amós 5, 17)

  • cambiaré sus fiestas en duelo y todos sus cantos en lamentaciones; haré que todos se ciñan un sayal y que se rapen todas las cabezas; haré que estén de duelo como por un hijo único, y su final será como un día de amargura. (Amós 8, 10)

  • Oración del profeta Habacuc, en el tono de las lamentaciones. (Habacuc 3, 1)

  • Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: (Mateo 2, 17)

  • Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas». (Mateo 16, 14)


“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina