Löydetty 419 Tulokset: gloria

  • Allí estaba la gloria del Dios de Israel, tal como yo la había visto en el valle. (Ezequiel 8, 4)

  • La gloria del Dios de Israel se levantó de encima de los querubines sobre los cuales estaba, se dirigió hacia el umbral de la Casa, y llamó al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escriba en la cintura. (Ezequiel 9, 3)

  • La gloria del Señor se elevó por encima del querubín y se dirigió hacia el umbral de la Casa: la nube llenó la Casa, y el atrio se llenó de la claridad de la gloria del Señor. (Ezequiel 10, 4)

  • La gloria del Señor salió de encima del umbral de la Casa y se detuvo sobre los querubines. (Ezequiel 10, 18)

  • Al salir, los querubines desplegaron sus alas y se elevaron del suelo, ante mis propios ojos, y las ruedas lo hicieron al mismo tiempo. Ellos se detuvieron a la entrada de la puerta oriental de la Casa del Señor, y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos, en lo alto. (Ezequiel 10, 19)

  • Entonces los querubines desplegaron sus alas, y las ruedas se movieron junto con ellos. La gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos, en lo alto. (Ezequiel 11, 22)

  • La gloria del Señor se elevó de en medio de la ciudad y se detuvo sobre la montaña que está al oriente de la ciudad. (Ezequiel 11, 23)

  • ¿A quién te asemejabas en gloria y en grandeza, entre los árboles de Edén? ¡Y sin embargo has sido precipitado a las regiones subterráneas, con los árboles de Edén! Ahí estás tendido, en medio de incircuncisos, con las víctimas de la espada. Este es el Faraón y todos sus súbditos -oráculo del Señor-. (Ezequiel 31, 18)

  • Yo haré valer mi gloria entre las naciones, y todas ellas verán mi juicio, que yo mismo ejecuté, y mi mano, que yo descargué sobre ellas. (Ezequiel 39, 21)

  • y yo vi que la gloria del Dios de Israel venía desde el oriente, con un ruido semejante al de las aguas caudalosas, y la tierra se iluminó con su Gloria. (Ezequiel 43, 2)

  • La gloria del Señor entró en la Casa por la puerta que daba al oriente. (Ezequiel 43, 4)

  • El espíritu me levantó y me introdujo en el atrio interior, y yo vi que la gloria del Señor llenaba la Casa. (Ezequiel 43, 5)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina