Löydetty 419 Tulokset: gloria
¡Den gloria al Señor, su Dios, antes que él haga oscurecer, antes que los pies de ustedes tropiecen contra las montañas del crepúsculo! Ustedes aguardan la luz, y él la cambiará en tinieblas, la convertirá en densa oscuridad. (Jeremías 13, 16)
Digan al rey y a la reina madre: Siéntense en el suelo, porque se les ha caído de la cabeza la corona de gloria. (Jeremías 13, 18)
¡Levanta los ojos, Jerusalén, y mira a los que llegan del Norte! ¿Dónde está el rebaño que se te había confiado, las ovejas que eran tu gloria? (Jeremías 13, 20)
A causa de tu Nombre, no desprecies, no envilezcas el trono de tu Gloria: ¡acuérdate, no rompas tu Alianza con nosotros! (Jeremías 14, 21)
¡Trono de gloria, exaltado desde el comienzo, es el lugar de nuestro Santuario! (Jeremías 17, 12)
Jerusalén será para mí un nombre gozoso, un honor y una gloria, entre todas las naciones de la tierra, que oirán todo el bien que yo les hago: ellas temerán y temblarán por todo el bienestar y toda la paz que les concedo. (Jeremías 33, 9)
¡Ya no existe la gloria de Moab! En Jesbón traman el mal contra ella: "¡Vengan, extirpémosla como nación!". También tú, Madmén, serás reducida a silencio, la espada avanza detrás de ti. (Jeremías 48, 2)
Conduélanse por él, todos ustedes, sus vecinos, todos lo que conocen su nombre. Digan: "¡Cómo se ha quebrado el cetro poderoso, el bastón lleno de gloria!". (Jeremías 48, 17)
¡Baja de la gloria, siéntate en el estiércol, hija que habitas en Dibón! Porque el devastador de Moab ha subido contra ti, ha destruido tus plazas fuertes. (Jeremías 48, 18)
¡Cómo ha sido tomada Sesac y conquistada la gloria de toda la tierra! ¡Cómo ha sido devastada Babilonia en medio de las naciones! (Jeremías 51, 41)
¡Cómo cubrió de nubes el Señor, en su enojo, a la hija de Sión! Precipitó del cielo a la tierra la gloria de Israel; no se acordó del estrado de sus pies, en el día de su ira. (Lamentaciones 2, 1)
abre, Señor, tus ojos y mira; porque no son los muertos que están en el Abismo, aquellos cuyo espíritu ha sido arrancado de sus entrañas, los que tributan gloria y justicia al Señor; (Baruc 2, 17)