Löydetty 1190 Tulokset: fin del reino de Judá

  • Luego vinieron los hombres de Judá, y ungieron allí a David como rey sobre la casa de Judá. Cuando informaron a David que los hombres de Iabés de Galaad habían sepultado a Saúl, (II Samuel 2, 4)

  • Manténganse firmes y sean valientes, ahora que ha muerto Saúl, su señor, y la casa de Judá me ha ungido a mí para que sea su rey". (II Samuel 2, 7)

  • Isbaal, hijo de Saúl, tenía cuarenta años cuando comenzó a reinar sobre Israel, y reinó dos años. Sólo la casa de Judá seguía a David. (II Samuel 2, 10)

  • David fue rey de Judá, en Hebrón, durante siete años y seis meses. (II Samuel 2, 11)

  • Abner se enfureció por las palabras de Isbaal y replicó: "¿Acaso yo soy un perro, de esos de Judá? Hasta hoy he procedido lealmente con la casa de tu padre Saúl, con sus hermanos y amigos, y no te dejé caer en manos de David. ¡Y ahora tú me recriminas a causa de esa mujer! (II Samuel 3, 8)

  • de quitar la realeza a la casa de Saúl y establecer el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Berseba". (II Samuel 3, 10)

  • David se enteró en seguida de lo sucedido y exclamó: "Yo y mi reino somos inocentes para siempre, delante del Señor, de la sangre de Abner, hijo de Ner. (II Samuel 3, 28)

  • David tenía treinta años cuando comenzó a reinar y reinó cuarenta años. (II Samuel 5, 4)

  • En Hebrón reinó siete años y seis meses sobre Judá, y en Jerusalén, treinta y tres años sobre todo Israel y Judá. (II Samuel 5, 5)

  • y con todo el pueblo que lo acompañaba se dirigió hacia Baalá de Judá, para subir de allí el Arca de Dios, la cual es llamada con el Nombre, el nombre del Señor de los ejércitos, que tiene su trono sobre los querubines. (II Samuel 6, 2)

  • Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y tu trono será estable para siempre". (II Samuel 7, 16)

  • David reinó sobre todo Israel, y administraba el derecho y la justicia a todo su pueblo. (II Samuel 8, 15)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina