Löydetty 141 Tulokset: dejó

  • Y cuando el Faraón ordenó que hicieran un recuento, se comprobó que los israelitas no habían perdido ni una sola cabeza de ganado. A pesar de eso, el Faraón se obstinó y no dejó partir al pueblo. (Exodo 9, 7)

  • El Faraón se obstinó y no dejó partir a los israelitas, como el Señor lo había predicho por medio de Moisés. (Exodo 9, 35)

  • "¡Que el Señor esté con ustedes, así como yo los dejo partir con sus familias!", replicó el Faraón. "Sean testigos ustedes mismos de su mala fe. (Exodo 10, 10)

  • El Señor dijo a Moisés: "Extiende tu mano sobre el territorio de Egipto, para que las langostas invadan el país y devoren toda la vegetación que dejó el granizo". (Exodo 10, 12)

  • Pero el Señor endureció el corazón del Faraón, y él no dejó partir a los israelitas. (Exodo 10, 20)

  • Moisés y Aarón realizaron todos estos prodigios delante del Faraón; pero el Señor le había endurecido el corazón, y él no dejó partir de su país a los israelitas. (Exodo 11, 10)

  • Cuando el Faraón dejó partir al pueblo, Dios no lo llevó por la ruta que atraviesa el país de los filisteos, aunque es la más directa, porque pensó: "Es posible que al verse atacados se arrepientan y regresen a Egipto". (Exodo 13, 17)

  • Después impuso la túnica a Aarón y se la ciñó con la faja; lo vistió con el manto y le puso encima el efod, ciñéndolo con el cinturón, de manera que se lo dejó bien ajustado. (Levítico 8, 7)

  • La turba de los advenedizos que se habían mezclado con el pueblo se dejó llevar de la gula, y los israelitas se sentaron a llorar a gritos, diciendo: "¡Si al menos tuviéramos carne para comer! (Números 11, 4)

  • El lugar fue llamado Quibrot Hataavá -que significa Tumbas de la Gula- porque allí enterraron a la gente que se dejó llevar por la gula. (Números 11, 34)

  • o si dejó caer sobre él, inadvertidamente, una piedra capaz de matarlo y de esa manera le causó la muerte, sin tener odio contra él y sin desearle ningún mal, (Números 35, 23)

  • "Que se cumpla lo que acaban de decir", replicó ella, y los dejó partir. Apenas se fueron, la mujer ató a la ventana el cordón escarlata. (Josué 2, 21)


“A cada vitória sobre o pecado corresponde um grau de glória eterna”. São Padre Pio de Pietrelcina