Löydetty 41 Tulokset: ceniza
¿De qué se ensoberbece el que es polvo y ceniza, si aún en vida sus entrañas están llenas de podredumbre? (Eclesiástico 10, 9)
El Señor pasa revista al ejército de los cielos, ¡cuánto más a los hombres, que son tierra y ceniza! (Eclesiástico 17, 32)
Desde el que está sentado en un trono glorioso hasta el humillado en el polvo y la ceniza; (Eclesiástico 40, 3)
¡Él se alimenta de ceniza, su corazón engañado lo extravía! Ya no puede librarse ni decir: "¿No es una mentira lo que tengo en mi mano?". (Isaías 44, 20)
¿Es este acaso el ayuno que yo amo, el día en que el hombre se aflige a sí mismo? Doblar la cabeza como un junco, tenderse sobre el cilicio y la ceniza: ¿a eso lo llamas ayuno y día aceptable al Señor? (Isaías 58, 5)
a cambiar su ceniza por una corona, su ropa de luto por el óleo de la alegría, y su abatimiento por un canto de alabanza. Ellos serán llamados "Encinas de justicia", "Plantación del Señor, para su gloria". (Isaías 61, 3)
¡Cíñete un cilicio, hija de mi pueblo, y revuélcate en la ceniza, llora como por un hijo único, entona un lamento lleno de amargura! Porque en un instante llega sobre nosotros el devastador. (Jeremías 6, 26)
Todo el valle de los cadáveres y de la ceniza de los sacrificios, y todos los campos hasta el torrente Cedrón, hasta el ángulo de la puerta de los Caballos, al oriente, estarán consagrados al Señor: ¡nunca más se arrancará, nunca más se demolerá! (Jeremías 31, 40)
Partió mis dientes con un guijarro, me revolcó en la ceniza. (Lamentaciones 3, 16)
Ellos harán oír su clamor a causa de ti, y gritarán amargamente. Se cubrirán la cabeza de polvo y se revolcarán en la ceniza. (Ezequiel 27, 30)
Con tus numerosas culpas, con tu comercio venal, profanaste tus santuarios. Pero yo hago brotar de ti mismo el fuego que te devora. Te reduciré a ceniza sobre el suelo delante de todos los que te miran. (Ezequiel 28, 18)
Pero Daniel mandó a sus servidores que trajeran ceniza y la esparcieran por todo el suelo del templo, sin más testigos que el rey. Después salieron, cerraron la puerta, la sellaron con el anillo real y se fueron. (Daniel 14, 14)