Löydetty 60 Tulokset: Salvador

  • Yo, yo solo soy el Señor, y no hay salvador fuera de mí. (Isaías 43, 11)

  • ¡Realmente, tú eres un Dios que se oculta, Dios de Israel, Salvador! (Isaías 45, 15)

  • ¡Declaren, expongan sus pruebas! ¡Sí, deliberen todos juntos! ¿Quién predijo esto antiguamente y lo anunció en los tiempos pasados? ¿No fui yo, el Señor? No hay otro Dios fuera de mí; un Dios justo y salvador, no lo hay, excepto yo. (Isaías 45, 21)

  • A tus opresores les haré comer su propia carne, como con vino nuevo, se embriagarán con su sangre. Así sabrán todos los hombres que yo, el Señor, soy tu salvador y que tu redentor es el Fuerte de Jacob. (Isaías 49, 26)

  • Mamarás la leche de las naciones, mamarás del pecho de los reyes, y sabrás que yo, el Señor, soy tu salvador, y que tu redentor es el Fuerte de Jacob. (Isaías 60, 16)

  • Esto es lo que el Señor hace oír hasta el extremo de la tierra: "Digan a la hija de Sión: Ahí llega tu Salvador; el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede. (Isaías 62, 11)

  • Él dijo: "Realmente son mi Pueblo, son hijos que no decepcionarán". Y él fue para ellos un salvador (Isaías 63, 8)

  • Señor, esperanza de Israel, su salvador en el tiempo de la angustia: ¿por qué te comportas como un extranjero en el país, como un viajero que sólo acampa para pernoctar? (Jeremías 14, 8)

  • Porque yo espero que el Eterno les dará la salvación, y el Santo me ha llenado de alegría por la misericordia que pronto les llegará del Eterno, su Salvador. (Baruc 4, 22)

  • Pero yo soy el Señor, tu Dios, desde el país de Egipto: no conoces a otro Dios más que a mí, y fuera de mí no hay salvador. (Oseas 13, 4)

  • Pero yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en Dios, mi Salvador. (Habacuc 3, 18)

  • y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, (Lucas 1, 47)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina