Löydetty 75 Tulokset: Adversarios

  • o bien tres años de hambre; o bien tres meses de derrotas ante tus enemigos, bajo los golpes de espada de tus adversarios; o bien tres días en que la espada del Señor y la peste asolarán el país y el Ángel del Señor hará estragos en todo el territorio de Israel. Ahora mira bien qué debo responder al que me envió". (I Crónicas 21, 12)

  • Nuestros adversarios decían: "No sabrán ni verán nada, hasta que irrumpamos en medio de ellos. Entonces los mataremos y pondremos fin a la obra". (Nehemías 4, 5)

  • Pero, cuando se desviaron del camino que les había señalado, fueron completamente exterminados en numerosos combates y deportados a una tierra extranjera: el Templo de su Dios fue arrasado hasta sus cimientos, y sus ciudades cayeron en poder de sus adversarios. (Judit 5, 18)

  • En cuanto a los demás judíos de las provincias reales, también se reunieron para defender sus vidas y así se libraron de los ataques de sus adversarios: ellos mataron a setenta y cinco mil entre sus enemigos, pero no recogieron ningún botín. (Ester 9, 16)

  • Señor, ¡qué numerosos son mis adversarios, cuántos los que se levantan contra mí! (Salmos 3, 2)

  • Levántate, Señor, lleno de indignación; álzate contra el furor de mis adversarios. Despierta para el juicio que has convocado: (Salmos 7, 7)

  • con la alabanza de los niños y de los más pequeños, erigiste una fortaleza contra tus adversarios para reprimir al enemigo y al rebelde. (Salmos 8, 3)

  • me libró de mi enemigo poderoso, de adversarios más fuertes que yo. (Salmos 18, 18)

  • pusiste en fuga a mis enemigos, y yo exterminé a mis adversarios. (Salmos 18, 41)

  • Cuando se alzaron contra mí los malvados para devorar mi carne, fueron ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropezaron y cayeron. (Salmos 27, 2)

  • No me entregues a la furia de mis adversarios, porque se levantan contra mí testigos falsos, hombres que respiran violencia. (Salmos 27, 12)

  • Mis adversarios se juntan para murmurar contra mí, y me culpan de los males que padezco, diciendo: (Salmos 41, 8)


“O amor sem temor torna-se presunção.” São Padre Pio de Pietrelcina