Löydetty 64 Tulokset: sesenta
El año ciento sesenta y nueve, siendo rey Demetrio, nosotros los judíos les escribimos en el peor momento de las pruebas que estábamos soportando en esos años. Y les decíamos: «Jasón y sus partidarios han traicionado la causa de la Tierra Santa y del Reino, (2 Macabeos 1, 7)
después de prometer al rey, en una conversación, trescientos sesenta talentos de plata y ochenta de otras rentas. (2 Macabeos 4, 8)
Los hombres de Simón, seducidos por la avaricia, se dejaron comprar a precio de plata por los de las torres y a cambio de sesenta mil monedas permitieron que escapara un cierto número de ellos. (2 Macabeos 10, 20)
Es la litera de Salomón. Sesenta guerreros la rodean, los más valientes de Israel, (Cantar 3, 7)
Las reinas son sesenta, ochenta las concubinas, y las jóvenes son innumerables, (Cantar 6, 8)
Entre los ciudadanos hizo apresar a un oficial del palacio que mandaba a los soldados, a siete familiares del rey que fueron encontrados en la ciudad, al secretario del jefe del ejército, encargado del reclutamiento, y a sesenta personas de condición que se hallaban en la ciudad. (Jeremías 52, 25)
Y recibió el reino Darío, el medo, que tenía sesenta y dos años. Daniel es arrojado al foso de los leones (Daniel 6, 1)
Compréndelo bien: Desde que fue dada la orden de reedificar Jerusalén hasta un jefe ungido, son siete semanas. Luego, en sesenta y dos semanas, plazas y muros serán reconstruidos, pero en tiempos difíciles (Daniel 9, 25)
Después de las sesenta y dos semanas será muerto un ungido, sin que se encuentre culpa en él; y la ciudad y el templo serán destruidos por el pueblo de un rey que vendrá. Y terminará como sumergida. Hasta el fin habrá guerras y los desastres que Dios ha previsto. (Daniel 9, 26)
Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha, unos el ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno. (Evangelio según San Mateo 13, 8)
La semilla que cayó en tierra buena, es aquel que oye la Palabra y la comprende. Este ciertamente dará fruto y producirá cien, sesenta o treinta veces más.» (Evangelio según San Mateo 13, 23)
Otras semillas cayeron en tierra buena: brotaron, crecieron y produjeron unas treinta, otras sesenta y otras cien. (Evangelio según San Marcos 4, 8)