Löydetty 373 Tulokset: pueblos cananeos

  • La tribu de Aser tuvo que habitar en medio de los cananeos que ocupaban su territorio, ya que no pudo quitarles esa provincia. (Jueces 1, 32)

  • Lo mismo la tribu de Neftalí, al no poder echar a los habitantes de Bet-Semés y de Bet Anat, tuvo que establecerse en medio de los cananeos que habitaban la región; pero éstos tuvieron que pagarles impuestos. (Jueces 1, 33)

  • pero ustedes no harán alianza con los cananeos, sino que destruirán sus altares." Pues bien, ustedes no han obedecido. (Jueces 2, 2)

  • ¿Por qué se portaron así? Ahora yo no expulsaré a estos pueblos ante ustedes. Ellos serán sus opresores y los dioses serán una trampa para ustedes.» (Jueces 2, 3)

  • Abandonaron a Yavé, Dios de sus padres, que los hizo salir de Egipto, y sirvieron a otros dioses de los pueblos vecinos. Se postraron ante esos dioses y ofendieron a Yavé. (Jueces 2, 12)

  • Pues bien, yo tampoco echaré de delante de ellos a ninguno de los pueblos que quedaron al morir Josué, (Jueces 2, 21)

  • y probaré a Israel por medio de esos pueblos para saber si al fin seguirán mis caminos como hicieron sus padres.» (Jueces 2, 22)

  • Estos son los pueblos que Yavé dejó subsistir para probar con ellos a Israel, es decir, a todos los israelitas que no habían conocido ninguna de las guerras de Canaán. (Jueces 3, 1)

  • Quedaron los cinco príncipes de los filisteos y todos los cananeos, los sidonios y los jeveos del monte Líbano, desde la montaña de Baal-Hermón hasta la entrada de Jamat. (Jueces 3, 3)

  • Así, los israelitas habitaron en medio de los cananeos, heteos, amorreos, fereceos, jeveos y jebuseos; (Jueces 3, 5)

  • Allí se refugió Sísara, y llegó corriendo a la tienda de campaña de Yael, esposa de Heber, el quenita; pues había paz entre las tribus quenitas y los cananeos de Yabín, rey de Jasor. (Jueces 4, 17)

  • Los persiguió desde la ciudad de Aroer hasta la entrada de Menit y Abel Queramim, tomando veinte pueblos: con esto les asestó un gran golpe. (Jueces 11, 33)


“Temos muita facilidade para pedir, mas não para agradecer”. São Padre Pio de Pietrelcina