Löydetty 157 Tulokset: propia

  • Dios sabe, y se lo juro por mi propia viada, que sólo la misericordia hacia ustedes me inspiró no volver a Corinto. (2º Carta a los Corintios 1, 23)

  • No llegamos con grandes pretensiones adonde otros han trabajado. Al contrario, esperamos que mientras más crezca su fe, también crezcamos nosotros gracias a ustedes, según nuestra propia pauta. (2º Carta a los Corintios 10, 15)

  • Escogimos esta rectitud verdadera, propia de Cristo, y ¿estaríamos ahora en pecado? Entonces Cristo tendría parte en el pecado. ¡Esto no puede ser! (Carta a los Gálatas 2, 17)

  • No se engañen, nadie se burla de Dios: al final cada uno cosechará lo que ha sembrado. El que siembra en la carne, y en la propia, cosechará de la carne corrupción y muerte. (Carta a los Gálatas 6, 7)

  • El es nuestra paz. El ha destruido el muro de separación, el odio, y de los dos pueblos ha hecho uno solo. En su propia carne (Carta a los Efesios 2, 14)

  • El saludo es de mi propia mano: Pablo. Acuérdense de que estoy con cadenas. La gracia sea con ustedes. (Carta a los Colosenses 4, 18)

  • Y era tal nuestra preocupación por ustedes, que estábamos dispuestos a darles, no sólo el Evangelio, sino también nuestra propia vida, tan queridos habían llegado a ser para nosotros. (1º Carta a los Tesalonicenses 2, 8)

  • Este saludo es de mi propia mano: Pablo. Es la contraseña en todas mis cartas. Esta es mi letra. (2º Carta a los Tesalonicenses 3, 17)

  • Que sepa gobernar su propia casa y mantener a sus hijos obedientes y bien criados. (1º Carta a Timoteo 3, 4)

  • Pues si no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá guiar a la asamblea de Dios? (1º Carta a Timoteo 3, 5)

  • Los diáconos sean casados una sola vez y gobiernen bien a sus hijos y su propia casa. (1º Carta a Timoteo 3, 12)

  • Si una viuda tiene hijos o nietos, que aprendan éstos primero a cumplir sus deberes con su propia familia y a ayudar a sus padres. Esto es lo correcto ante Dios. (1º Carta a Timoteo 5, 4)


“Seria mais fácil a Terra existir sem o sol do que sem a santa Missa!” São Padre Pio de Pietrelcina