Löydetty 57 Tulokset: ocho

  • También les recordó lo que sucedió en Babilonia, en la batalla contra los gálatas, pues ese día ocho mil judíos combatían al lado de cuatro mil macedonios y, al encontrarse éstos en apuros, sus aliados judíos exterminaron solos a veinte mil enemigos, con la ayuda que les vino del cielo, y se apoderaron de un gran botín. (2 Macabeos 8, 20)

  • Por ocho días, celebraron con alegría la fiesta, de la misma manera que se celebra la fiesta de las Chozas, recordando cómo, poco tiempo antes, por esa misma fecha, andaban escondiéndose en los cerros y cuevas, como si fueran fieras. (2 Macabeos 10, 6)

  • Sigan bien. Año ciento cuarenta y ocho, el veinticuatro del mes de Dios Corintio.» (2 Macabeos 11, 21)

  • Les deseo buena salud. El año ciento cuarenta y ocho, el día quince del mes xántico.» (2 Macabeos 11, 33)

  • Les deseamos buena salud. El quince del mes xántico del año ciento cuarenta y ocho.» (2 Macabeos 11, 38)

  • Compártelo con los asociados, ocho más bien que siete, pues no sabes qué desgracia puede azotar al país. (Eclesiastés (Qohelet) 11, 2)

  • Mientras tanto, Ismael logró escapar de Joanán y con ocho hombres se pasó a los amonitas. (Jeremías 41, 15)

  • El hombre midió entonces el vestíbulo del pórtico, que daba al interior: ocho codos; su pilar medía dos. (Ezequiel 40, 9)

  • Su vestíbulo daba al patio exterior, palmas adornaban sus pilares y se llegaba a él por ocho escalones. (Ezequiel 40, 31)

  • Su vestíbulo daba al patio exterior, palmas adornaban sus pilares de un extremo al otro y se llegaba a él por ocho escalones. (Ezequiel 40, 34)

  • Su vestíbulo daba al patio exterior, palmas adornaban sus pilares de un extremo al otro y se llegaba a él por ocho peldaños. (Ezequiel 40, 37)

  • De ese modo había cuatro mesas en el interior y cuatro en el exterior de la puerta, o sea ocho mesas sobre las cuales se degollaban las víctimas. (Ezequiel 40, 41)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina