Löydetty 240 Tulokset: nación santa

  • Por Yavé, tu Dios, que no hay nación ni reino donde no haya mandado a buscarte, y cuando decían: «Elías no está aquí», les hacía jurar que no te habían encontrado. (1 Reyes 18, 10)

  • Ellos mismos proclamaron la santa solemnidad que Jehú había ordenado. (2 Reyes 10, 20)

  • Iban como peregrinos de pueblo en pueblo y emigraban de una nación a otra. (1 Crónicas 16, 20)

  • Los sacerdotes y levitas bendijeron al pueblo; y fue escuchada su voz y su oración penetró en el cielo a su santa Morada. (2 Crónicas 30, 27)

  • Así, pues, que no los engañe Ezequías ni los seduzca con vanas promesas. No lo crean. Ningún Dios de ninguna nación o reino ha podido salvar a su pueblo de mi mano, ni de la mano de mis padres. ¡Cuánto menos podrán los dioses de ustedes librarlos de mi mano!» (2 Crónicas 32, 15)

  • Dijo a los levitas que enseñan a todo Israel y están consagrados a Yavé: «Pongan el Arca Santa en la Casa que construyó Salomón, hijo de David, rey de Israel, porque ya no habrán de llevarla en los hombros. Ahora sirvan a Yavé nuestro Dios y a Israel, su pueblo. (2 Crónicas 35, 3)

  • Pues tomaron de entre ellos mujeres para sí y para sus hijos y mezclaron su raza santa con la de los habitantes de esta tierra. Incluso los jefes y magistrados fueron los primeros en cometer este pecado.» (Esdras 9, 2)

  • Los jefes del pueblo se establecieron en Jerusalén. El resto del pueblo echó a suertes para que, de cada diez hombres, uno se quedara viviendo en Jerusalén, la Ciudad Santa, quedando los otros nueve en las otras ciudades. (Nehemías 11, 1)

  • Total de los levitas en la Ciudad Santa: 284. (Nehemías 11, 18)

  • Durante el reinado de Asarjadón volví a mi casa y me devolvieron mi esposa Ana y mi hijo Tobías. En Pentecostés, que es la fiesta santa de las Semanas, me prepararon un gran banquete y me dispuse a comer. (Tobías 2, 1)

  • ¡Que todos en Jerusalén le den gracias! Jerusalén, ciudad santa, (Tobías 13, 10)

  • Dame palabras seductoras para herir y matar a los que vienen como enemigos de tu alianza, de tu santa Casa, del monte Sión y la Casa que pertenece a tus hijos. (Judit 9, 13)


“Que Nossa Mãe do Céu tenha piedade de nós e com um olhar maternal levante-nos, purifique-nos e eleve-nos a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina