Löydetty 1354 Tulokset: muerte de Moisés

  • El nos libró de ese peligro de muerte tan grande, y nos seguirá protegiendo. En él hemos puesto nuestra esperanza y seguirá amparándonos, (2º Carta a los Corintios 1, 10)

  • Para los que se pierden es olor de muerte que lleva a la muerte; para los que se salvan, fragancia de vida que conduce a la vida. Pero ¿quién está a la altura de esta misión? (2º Carta a los Corintios 2, 16)

  • Incluso nos ha hecho encargados de una nueva alianza, que ya no es cosa de escritos, sino del Espíritu. Porque lo escrito da muerte, mientras que el Espíritu da vida. (2º Carta a los Corintios 3, 6)

  • Cuando se dieron leyes grabadas en tablas de piedra, ese ministerio fue rodeado de gloria, a pesar de que no traía más que sentencias de nuerte; eso no obstante, los israelitas no podían fijar su mirada en el rostro de Moisés a causa de su resplandor, aunque era fugaz. (2º Carta a los Corintios 3, 7)

  • No es como Moisés, que se cubría el rostro con un velo para que los israelitas no vieran el momento en que se apagara su resplandor. (2º Carta a los Corintios 3, 13)

  • Por más que lean a Moisés, el velo cubre su entendimiento hasta hoy, (2º Carta a los Corintios 3, 15)

  • Por todas partes llevamos en nuestra persona la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra persona. (2º Carta a los Corintios 4, 10)

  • Pues a los que estamos vivos nos corresponde ser entregados a la muerte a cada momento por causa de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestra existencia mortal. (2º Carta a los Corintios 4, 11)

  • Y mientras la muerte actúa en nosotros, a ustedes les llega la vida. (2º Carta a los Corintios 4, 12)

  • La tristeza que viene de Dios lleva al arrepentimiento y realiza una obra de salvación que no se perderá. Por el contario, la tristeza que inspira el mundo provoca muerte. (2º Carta a los Corintios 7, 10)

  • Empiezo a hablar como un loco: yo lo soy más que ellos. Más por mis numerosas fatigas, más por el tiempo pasado en cárcel, mucho más por los golpes recibidos, y muchas veces me encontré en peligro de muerte. (2º Carta a los Corintios 11, 23)

  • Entonces, ¿para qué la Ley? Fue añadida con miras a las desobediencias; pero solamente valía hasta que llegara ese descendiente de Abrahán para quien era la promesa, y fueron ángeles los que la concertaron, haciendo de mediador Moisés (Carta a los Gálatas 3, 19)


“Faltar com a caridade¨¦ como ferir a pupila dos olhos de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina