Löydetty 175 Tulokset: conmigo

  • Entonces Judá dijo a su padre Israel: «Deja que el muchacho venga conmigo, para que podamos partir. Sólo así podremos seguir viviendo nosotros y nuestros hijos, en vez de morir. (Génesis 43, 8)

  • Cuando José vio que Benjamín estaba con ellos, dijo a su mayordomo: «Lleva a casa a estos hombres, haz matar algún animal y que se prepare un banquete, porque estos hombres comerán conmigo a mediodía.» (Génesis 43, 16)

  • En aquel día dirás a tus hijos: Esto lo hacemos recordando lo que hizo Yavé conmigo cuando salí de Egipto. (Exodo 13, 8)

  • Los hijos de Israel observarán el sábado de generación en generación y lo celebrarán: éste ha de ser un compromiso perpetuo conmigo. (Exodo 31, 16)

  • Aarón le contestó: «¡No te enojes conmigo, mi señor! Tú mismo sabes que este pueblo es inclinado al mal. (Exodo 32, 22)

  • Moisés dijo a Yavé: «Tú me mandas que encabece a este pueblo, y no me das a conocer a quién enviarás conmigo. Sin embargo, me has dicho: Te conozco por tu nombre, y te he mirado con buenos ojos. (Exodo 33, 12)

  • Y si siguen enfrentándose conmigo en vez de escucharme, les devolveré siete veces más por sus pecados. (Levítico 26, 21)

  • Entonces confesarán su maldad y la de sus padres; reconocerán que me han traicionado y se han enfrentado conmigo, (Levítico 26, 40)

  • Entonces Balac le dijo: "Ven pues conmigo a otro lugar. Desde allí verás al pueblo, aunque no todo, y tú me lo maldecirás". (Números 23, 13)

  • Por culpa de ustedes Yavé se enojó también conmigo y me dijo: Tampoco tú entrarás allí; (Deuteronomio 1, 37)

  • Pero Yavé se había enojado conmigo por culpa de ustedes y no me escuchó, antes bien me dijo: Basta ya, no me hables más de eso, (Deuteronomio 3, 26)

  • Pero tú te quedarás conmigo, para que yo te diga todos los mandamientos, preceptos y leyes que habrás de enseñarles y así los pongan en práctica en la tierra que yo quiero que sea suya . (Deuteronomio 5, 31)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina