Löydetty 175 Tulokset: conmigo

  • Sin embargo, por la gracia de Dios soy lo que soy y el favor que me hizo no fue en vano; he trabajado más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. (1º Carta a los Corintios 15, 10)

  • Y si puedo ir también yo, harán el viaje conmigo. (1º Carta a los Corintios 16, 4)

  • no sea que, al llegar conmigo los de Macedonia, los encuentren desprevenidos. ¡Sería para mí una vergüenza, por no decir para ustedes! (2º Carta a los Corintios 9, 4)

  • Pero lo hago y lo seguiré haciendo, para quitar toda posibilidad a los que buscan cómo competir conmigo y pasar por iguales a mí. (2º Carta a los Corintios 11, 12)

  • yo y todos los hermanos que están conmigo saludamos a las Iglesias de Galacia. (Carta a los Gálatas 1, 2)

  • Pero ni siquiera obligaron a circuncidarse a Tito, que es griego, y estaba conmigo; (Carta a los Gálatas 2, 3)

  • No puedo pensar de otra manera, pues los llevo a todos en mi corazón; ya esté en la cárcel o tenga que defender y promover el Evangelio, todos están conmigo y participan de la misma gracia. (Carta a los Filipenses 1, 7)

  • Y también ustedes han de sentirse felices y alegrarse conmigo. (Carta a los Filipenses 2, 18)

  • Pero Timoteo, como saben, ha dado pruebas, y como un hijo al lado de su padre, ha estado conmigo al servicio del Evangelio. (Carta a los Filipenses 2, 22)

  • Y a ti, Sícigo, verdadero compañero, te pido que las ayudes; no olvides que ellas lucharon conmigo por el Evangelio, lo mismo que Clemente y mis otros colaboradores, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. (Carta a los Filipenses 4, 3)

  • Saluden a los hermanos, como a santos en Cristo Jesús. Los saludan los hermanos que están conmigo. (Carta a los Filipenses 4, 21)

  • Los saluda también Jesús, apodado Justo. Son los únicos de raza judía que están trabajando conmigo por el Reino de Dios, y que han sido para mí un consuelo. (Carta a los Colosenses 4, 11)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina