Löydetty 141 Tulokset: castigo divino

  • Eran mordeduras de langostas y de moscas que les provocaban la muerte, sin que se encontrara remedio para mantenerlos con vida: esa era la prueba de que tenían ese castigo totalmente merecido. (Sabiduría 16, 9)

  • A los impíos, empero, un furor inclemente los castigó hasta el fin, porque Dios sabía de antemano lo que harían: (Sabiduría 19, 1)

  • Una justa fatalidad los impulsó a esta medida extrema y les hizo olvidar todo lo que había pasado: era necesario que nuevos tormentos colmaran la medida de su castigo. (Sabiduría 19, 4)

  • Las llamas no quemaban a los frágiles insectos que las atravesaban; ni hacían que se derritiera el maná, ese alimento divino que debió licuarse como la escarcha en un instante. (Sabiduría 19, 21)

  • No te alegres del éxito de los renegados: acuérdate que su castigo no esperará su muerte. (Sirácides (Eclesiástico) 9, 12)

  • Aunque hubiera habido un solo obstinado, habría sido sorprendente que quedara sin castigo. Porque en la mano del Señor están la misericordia y la cólera: él es poderoso tanto para perdonar como para castigar. (Sirácides (Eclesiástico) 16, 11)

  • Piensa en el juicio de los últimos días, en los días del castigo en que Dios dará vuelta la cara. (Sirácides (Eclesiástico) 18, 24)

  • Quien multiplica los juramentos acumula las transgresiones: el castigo no se alejará de su casa. Si falta a ellos por negligencia, ya pecó; si lo hace conscientemente, es doble pecado. El que hizo un juramento falso no será perdonado: su casa se llenará de desgracias (Sirácides (Eclesiástico) 23, 11)

  • Cualquier maldad es poca cosa al lado de la maldad de una mujer: ¡ojalá que caiga sobre ella el castigo de los pecadores! (Sirácides (Eclesiástico) 25, 19)

  • Fuego, granizo, hambre y muerte: todo eso fue creado para servir de castigo. (Sirácides (Eclesiástico) 39, 29)

  • El Señor lo vio y eso no le gustó; fueron exterminados por el ardor de su cólera. Los castigó de manera extraordinaria: llamas ardientes los devoraron. (Sirácides (Eclesiástico) 45, 19)

  • Se entregaron a todo lo que es malo hasta que el castigo recayó sobre ellos. (Sirácides (Eclesiástico) 47, 25)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina