Löydetty 11 Tulokset: cánticos

  • Despierta, Débora, ¡despierta! Despierta, despierta y entona un canto. ¡Levántate, Barac, y trae tus cánticos, hijo de Abinoam! (Jueces 5, 12)

  • Y con estos Hemán y Jedutún había trompetas, címbalos e instrumentos para los cánticos de Dios. Los hijos de Jedutún permanecían a la puerta. (1 Crónicas 16, 42)

  • Miró, y vio al rey junto a la columna, a la entrada, y a los jefes y las trompetas junto al rey, a todo el pueblo lleno de alegría que tocaba las trompetas, y a los cantores que, con instrumentos de música, dirigían los cánticos de alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos y gritó: «¡Traición, traición!» (2 Crónicas 23, 13)

  • Joyadá puso centinelas en la Casa de Yavé, a las órdenes de los sacerdotes y levitas que David había repartido en la Casa de Yavé, conforme a lo escrito en la Ley de Moisés, para ofrecer los sacrificios con alegría y cánticos, según los reglamentos de David. (2 Crónicas 23, 18)

  • Toda la asamblea, estando postrada, cantaron los cánticos y tocaron las trompetas hasta que se consumió el holocausto. (2 Crónicas 29, 28)

  • partamos a su encuentro dando gracias; aclamémosle con cánticos. (Salmos 95, 2)

  • sirvan al Señor con alegría, lleguen a él, con cánticos de gozo! (Salmos 100, 2)

  • Ofrezcan sacrificios de acción de gracias, cuenten sus obras con cánticos de júbilo. (Salmos 107, 22)

  • El día veintitrés del mes segundo del año ciento setenta y uno entró en ella con cánticos, palmas y acompañamiento de cítaras, címbalos y arpas, con himnos y cánticos, porque había sido eliminado lo que era una gran plaga para Israel. (1 Macabeos 13, 51)

  • Después de tantas hazañas, David rindió homenaje al Santo, al Altísimo, con cánticos de alanbanz; le entonó himnos con todo su corazón; se sentía contento por lo que le había hecho. (Sirácides (Eclesiástico) 47, 8)

  • Intercambien salmos, himnos y cánticos espirituales. Que el Señor pueda oír el canto y la música de sus corazones. (Carta a los Efesios 5, 19)


“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina