Löydetty 37 Tulokset: Mirando

  • Cuando el Arca de la Alianza de Yavé entró en la ciudad de David, Micol, hija de Saúl, estaba mirando por una ventana; vio al rey David que saltaba y lo despreció en su corazón. (1 Crónicas 15, 29)

  • Se apoyaba sobre doce bueyes; tres mirando al norte, tres mirando al oeste, tres mirando al sur, y tres mirando al este. El mar estaba sobre ellos, quedando sus partes traseras hacia el interior. (2 Crónicas 4, 4)

  • Señor, ¿te quedarás mirando? Rescátame de los leones rugientes, pues no tengo sino una vida. (Salmos 35, 17)

  • Te pido, hijo mío, que mirando al cielo y a la tierra y a cuanto hay en ella, conozcas que de la nada hizo Dios todo esto y también el género humano fue hecho así. (2 Macabeos 7, 28)

  • El Macabeo aceptó la oferta de Lisias, mirando el bien común. En efecto, el rey concedió todo cuanto el Macabeo exigió a Lisias por escrito. (2 Macabeos 11, 15)

  • mirando antes que todo los intereses del rey, pero también los de mis compatriotas, pues el fanatismo de esos hombres hunde nuestro pueblo en una gran miseria. (2 Macabeos 14, 8)

  • Aparta tus ojos de una mujer hermosa; no te quedes mirando a una belleza desconocida. La belleza de una mujer ha hecho caer a muchos; ella basta para encender la pasión. (Sirácides (Eclesiástico) 9, 8)

  • Porque así me ha hablado Yavé: Me quedo mirando y sin moverme ahí donde estoy, así como pesa el calor cuando hay mucho sol, o como se detiene una nube blanca en un día de siega. (Isaías 18, 4)

  • Porque estoy mirando todos sus caminos, sin que ninguno se me oculte y sin que su culpa escape a mi vista. (Jeremías 16, 17)

  • Preguntarán por el camino hacia Sión, y mirando a ella, dirán: «Vengan, unámonos a Yavé con pacto eterno e inolvidable.» (Jeremías 50, 5)

  • Me llevó al patio interior del Templo de Yavé, y a la entrada del Templo de Yavé, entre el vestíbulo y el altar, veo alrededor de veinticinco hombres que daban la espalda al Templo de Yavé. Estaban allí mirando hacia el este y se prosternaban delante del sol. (Ezequiel 8, 16)

  • Tú estabas mirando la estatua cuando de repente una piedra se desprendió, sin haber sido lanzada por ninguna mano, y vino a chocar contra los pies de hierro y loza de la estatua, haciéndola pedazos. (Daniel 2, 34)


“E’ na dor que o amor se torna mais forte.” São Padre Pio de Pietrelcina