9. Judit adoró a Dios y les dijo: «Manden abrir la puerta de la ciudad para que yo salga a realizar lo que me acaban de decir.» Ellos mandaron a los jóvenes que abrieran la puerta, como ella lo había pedido.





“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina