28. Ese mismo día, Josué se apoderó de Maquedá. Pasó a cuchillo a su rey y a sus habitantes. La consagró en anatema a Yavé con todos los que estaban en ella, sin perdonar a ninguno. El rey sufrió la misma suerte que el de Jericó.





“Se quiser me encontrar, vá visitar Jesus Sacramentado; eu também estou sempre lá.” São Padre Pio de Pietrelcina