Evangelio según San Mateo, 11
29. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso.
29. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso.
El Capítulo 11 de San Mateo presenta la continuación del Ministerio de Jesús, que comienza a enfrentar la incredulidad de algunas personas y el rechazo de otras. También envía a sus discípulos a realizar milagros y predicar el evangelio. Además, Jesús se dirige directamente a la gente, llamándolos para que vengan a él y encuentren descanso para sus almas. A continuación se presentan cinco versos relacionados con los temas cubiertos en São Mateo 11:
Salmo 86:5: "Para ti, Señor, eres bueno y listo para perdonar, y abundante en amabilidad a todos los que te invocan". Jesús invita a las personas cansadas y abrumadas a venir a él y encontrar descanso en su gracia y bondad.
Isaías 55:1: "Oh, todos los que tienen sed, vienen a las aguas, y aquellos que no tienen dinero, vienen, compran y comen; sí, ven, compran, sin dinero y sin precio, vino y leche. " Jesús ofrece a todos, independientemente de su situación financiera o social, la oportunidad de encontrar vida y satisfacción en él.
Juan 14:6: "Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí". Jesús afirma que él es la única forma de venir a Dios y encontrar la verdadera vida y la paz.
Mateo 11:28-29: "Ven a mí, todos los que están cansados y oprimidos, y yo te aliviaré. Toma mi yugo y aprende de mí, que soy manso y humilde de corazón; y encontrarás descanso para el Tus almas ". Jesús invita a las personas a acercarse a él, aferrarse a él y al enterarse de él para encontrar descanso y paz en sus almas.
Lucas 9:23: "Él le dijo a todos:" Si alguien quiere venir después de mí, negarme a sí mismo, día a día, tome su cruz y siga conmigo ". Jesús llama a la gente a dejar todo y seguirlo, asumiendo su cruz diariamente y encontrando vida en unión con él.
“A cada vitória sobre o pecado corresponde um grau de glória eterna”. São Padre Pio de Pietrelcina
