5. Éstas recuerdan a los israelitas que ningún laico ajeno a la descendencia de Aarón puede acercarse a ofrecer incienso delante del Señor, si no quiere seguir la suerte de Coré y sus secuaces, tal como el Señor había ordenado por medio de Moisés.





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina