25. En verdad no hubo nadie que como Ajab se prestase a hacer lo que es malo a los ojos del Señor, a lo cual le incitaba su esposa Jezabel,





“O meu passado, Senhor, à Tua misericórdia. O meu Presente, ao Teu amor. O meu futuro, à Tua Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina