33. Salió Moisés de la presencia del Faraón, fuera de la ciudad, y extendió sus manos al Señor. Los truenos y el granizo cesaron y no hubo más lluvias sobre la tierra.





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina