Biblia Católica
 

Salmos, 60

2. Cuando luchó contra Arám Naharaim y contra Arám de Sobá, y Joab volvió para derrotar a Edóm, en el valle de la Sal, dando muerte a doce mil hombres.

Versos relacionados con Salmos, 60:

El Salmo 60 es un salmo de súplica en el que el salmista llora a Dios por restaurar a su pueblo y ayudarlo a superar sus batallas. Expresa su confianza en Dios, a pesar de las dificultades que enfrenta. Los siguientes son cinco versículos relacionados con los temas abordados en este Salmo:

Isaías 41:10: "No tengas miedo, porque estoy contigo, no te persigas, porque yo soy tu Dios; te fortalezco y te ayudo, y te apoyo con mi fiel mano derecha". Este versículo presenta la promesa de Dios de estar con su pueblo y ayudarlo en tiempos de dificultad, que es un mensaje central del Salmo 60.

Salmo 18:2: "El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi liberador; mi Dios, mi roca, en quien tomo refugio; mi escudo, la fuerza de mi salvación y mi alto refugio". Este versículo destaca la confianza del salmista en Dios como su fortaleza y liberadora, así como su búsqueda de refugio y seguridad en la presencia de Dios.

Salmo 108:13: "Con Dios haremos destreza, porque él aplastará a nuestros enemigos". Este versículo expresa la confianza del salmista en Dios para ayudarlo a superar sus batallas y aplastar a sus enemigos, una idea también presente en el Salmo 60.

Salmo 44:5: "Por ti venceremos a nuestros enemigos; por tu nombre pisaremos a los que se levantan contra nosotros". Este versículo destaca la idea de que la victoria sobre los enemigos del pueblo de Dios solo se puede lograr a través de la ayuda y el poder de Dios, un tema importante en el Salmo 60.

Salmo 61:2: "Desde el fin de la tierra te lloro, porque mi corazón se desvanece; llévame a la roca que es más alta que yo". Este versículo presenta la búsqueda salmista de refugio y seguridad en presencia de Dios, que es una idea central en el Salmo 60.





“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina