Biblia Católica
 

Isaías, 16

9. Por eso, uno mi llanto al de Iazer por la viña de Sibmá; yo te riego con mis lágrimas a ti, Jesbón, y a Elealé, porque sobre tu siega y tu cosecha enmudecieron los cantos de la vendimia.

Versos relacionados con Isaías, 16:

El Capítulo 16 de Isaías es una profecía sobre la destrucción de Moab y la promesa de que algún día Dios restaurará la gloria de la gente de Moab. Los versos seleccionados son los siguientes:

Jeremías 48:47: "Sin embargo, restauraré la suerte de Moab en los últimos días, dice el Señor". Este verso es una promesa de restauración para Moab, que se menciona en Isaías 16.

Amós 2:1: "Así dice el Señor, para tres transgresiones de Moab, y para cuatro, no eliminaré el castigo, porque quemó los huesos del rey de Edom a Cal". Este versículo habla sobre el pecado de Moab y su castigo, que es relevante para el juicio de Moab descrito en Isaías 16.

Jeremías 48:36: "Por eso mi corazón gime por Moab como flautistas, y mi corazón gime como flautas por los hombres de Quir-Men; porque toda su riqueza se ha desvanecido". Este versículo describe la lamentación del Profeta Jeremías por Moab, quien ha perdido su riqueza y está sufriendo, un tema que también se menciona en Isaías 16.

Ezequiel 25:8-9: "Así dice el Señor Dios, para peor y por ejemplo, he aquí, la Casa de Judá es como todas las naciones, así que he aquí, abriré el lado de Moab de las ciudades, ya que sus ciudades fronten, fronteras, La gloria de la tierra de Bet-Jesimote, Baoal-Meom y Quiriataim ". Estos versículos hablan sobre la actitud de Moab hacia Judá y el castigo que recibirán por eso. Este castigo es similar al descrito en Isaías 16.

Jeremías 48:28: "Deja las ciudades y habitan en las rocas, oh habitantes de Moab, y la sed como la paloma que nesta en el fondo de la boca de la cueva". Este versículo describe la desesperación de los habitantes de Moab en medio de la destrucción de sus ciudades, un tema que también se menciona en Isaías 16.





“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina