Oseas, 11
3. Yo, sin embargo, le enseñaba a andar a Efraím, sujetándolo de los brazos, pero ellos no entendieron que yo cuidaba de ellos.
3. Yo, sin embargo, le enseñaba a andar a Efraím, sujetándolo de los brazos, pero ellos no entendieron que yo cuidaba de ellos.
El Capítulo 11 de Oseas presenta una poderosa imagen de la compasión de Dios por su pueblo, incluso frente a su rebelión e infidelidad. Dios habla sobre cómo los llamó desde Egipto, como un padre que se preocupa por su hijo y cómo no puede dejarlos atrás. Los siguientes son cinco versos seleccionados de otras partes de la Biblia que abordan temas relacionados con este capítulo:
Deuteronomio 32:10-11: "Lo encontró en una tierra desierta y un desierto de soledad; lo rodeó, lo cuidó, lo protegió como la niña de su ojo. Mientras el águila que despierta su camada, se cuelga de su Niños, extiende sus alas y las toma, y los lleva a sus alas ". Este versículo describe la relación de Dios con su pueblo como un padre amoroso que se preocupa por su hijo, un tema presente en Osea 11.
Isaías 63:9: "En toda su angustia, también se angustió, y el ángel de su presencia los salvó; por su amor, y por su compasión redimió, los tomó, y los tomó todos los días de antigüedades". Este versículo habla sobre la compasión de Dios por su pueblo, un tema central en Osea 11.
Salmo 103:13: "Como un padre se compone de sus hijos, el Señor se sacude de los que le temen". Este versículo destaca la imagen de Dios como un padre amoroso, algo que se enfatiza en Osea 11.
Isaías 40:11: "Como pastor, cesará su rebaño; entre sus brazos recogerá los corderos y los llevará a su regazo; los que amamantan, los guiará suavemente". Este versículo describe la imagen de Dios como un pastor que se preocupa por su rebaño, un tema presente en Oseas 11.
Jeremías 31:20: "Efraín es un niño tan querido, o un niño tan mimado, que no puedo dejar de lástima, dice el Señor?" Este versículo destaca la compasión de Dios por su pueblo, incluso frente a su infidelidad y rebelión, un tema central en Oseas 11.
“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina
