3. Se quitó el saco que vestía y, después de bañada, cambió sus vestidos de viuda por los de fiesta, que usaba cuando vivía su esposo Manasés; se echó perfumes, se peinó y se adornó la cabeza con una cinta;





“Deus não opera prodígios onde não há fé.” São Padre Pio de Pietrelcina