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  • Harás a tu hermano Aarón vestiduras sagradas para que no le falte gloria ni belleza. (Exodo 28, 2)

  • Las túnicas y los cinturones de los hijos de Aarón se harán en la misma forma. Con esto les darás majestad y belleza. (Exodo 28, 40)

  • En todo Israel no había un hombre tan admirado por su belleza como Absalón. No tenía ni un defecto desde la planta de los pies hasta la cabeza. (2 Samuel 14, 25)

  • quienes al ver a Judit transformada quedaron maravillados de su belleza y le dijeron: (Judit 10, 7)

  • Aquellos hombres, al oírla hablar y ver su extraordinaria belleza, le dijeron: (Judit 10, 14)

  • Quedaban prendidos de su belleza y, al verla, admiraban a los hijos de Israel y decían: «¿Quién puede despreciar a un pueblo que tiene mujeres tan bellas? Sería un error dejar con vida a un solo hombre, porque los que queden podrían engañar a todo el mundo.» (Judit 10, 19)

  • Cuando apareció Judit ante Holofernes y sus ayudantes, quedaron maravillados de la belleza de su rostro. Ella se puso de rodillas, pero los ayudantes de Holofernes la levantaron. (Judit 10, 23)

  • sus sandalias atrajeron su mirada y su belleza encadenó su alma. ¡El sable atravesó su cuello! (Judit 16, 9)

  • Este les dará a cada una todo lo necesario para su belleza personal, (Ester 2, 4)

  • La joven le cayó en gracia a Hegué, quien se esmeró en atenderla, proporcionándole todo lo que ella necesitaba para su belleza personal y para su mantención. Puso, además, a su disposición a las siete mejores sirvientas de la servidumbre real y la trasladó junto con sus sirvientas a un departamento más cómodo dentro de la misma casa. (Ester 2, 9)

  • Ella no llevaba más adornos que los indicados por el administrador de la casa, Hegué. Cuantos la veían quedaban admirados de su belleza. (Ester 2, 16)

  • Estando así deslumbrante de belleza, invocó a Dios, que cuida de todos y los salva. (Ester 15, 5)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina