1. Que se alegren el desierto y la tierra seca, que se regocije la estepa y que florezca,

2. que dé flores como el narciso, que salte de alegría. Pues se le ha dado la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y de Sarón; y se verá la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.

3. ¡Fortaleced las manos lánguidas, afirmad las rodillas vacilantes!

4. Decid a los pusilánimes: ¡Ánimo, no temáis! Mirad, es vuestro Dios; ya viene la venganza, la revancha de Dios; viene él mismo a salvaros.

5. Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos se abrirán.

6. Saltará el cojo como un ciervo, la lengua del mudo gritará de júbilo, porque en el desierto brotarán corrientes de agua, y torrentes en la estepa;

7. la tierra ardiente se trocará en estanque, el suelo sediento en hontanar de aguas; y el cubil donde yacían los chacales se volverá verdor de cañas y de juncos.

8. Habrá allí un camino allanado, se le llamará la vía santa; ningún impuro pasará por él, ni a él irán a parar los insensatos.

9. Ya no habrá allí león, ni bestia feroz pondrá los pies; sólo los redimidos caminarán por él.

10. Por él volverán los liberados del Señor, llegarán a Sión entre gritos de júbilo, una alegría eterna transformará su rostro; júbilo y alborozo les acompañarán, pena y llanto habrán huido.





“Somente por meio de Jesus podemos esperar a salvação.” São Padre Pio de Pietrelcina