27. Etonces tomó a su hijo primogénito, el que debía sucederle en el trono, y lo ofreció en holocausto sobre la muralla. Sobrevino una gran indignación contra los israelitas, los cuales levantaron el campamento y volvieron a su tierra.





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina