8. Cuando el rey volvió del jardín a la sala del banquete, encontró a Amán reclinado sobre el diván en el que estaba reclinada Ester, y gritó: "¿También quieres violentar a la reina delante de mí, en mi palacio?". Al terminar de pronunciar estas palabras, taparon el rostro de Amán, y





O Pai celeste está sempre disposto a contentá-lo em tudo o que for para o seu bem”. São Padre Pio de Pietrelcina