Salmos, 148
11. Los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y los gobernantes de la tierra;
11. Los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y los gobernantes de la tierra;
El Salmo 148 es un himno de alabanza a la grandeza y la soberanía de Dios, que se exalta tanto en el cielo como en la tierra. El salmista llama a todas las criaturas a adorar a Dios, desde los ángeles en el cielo hasta el pez del mar. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en este salmo:
Salmo 8:3-4: "Cuando contemplas tus cielos, el trabajo de tus dedos y la luna y las estrellas que estableciste, ¿cuál es el hombre mortal que lo recuerda? ¿Y el hijo del hombre, para visitarlo?" Este versículo habla sobre la admiración del salmista por la creación de Dios, especialmente al mirar los cielos.
Isaías 42:10: "Canta al Señor una nueva canción, y su alabanza desde el fin de la tierra; tú, que navega por el mar, y todo lo que hay en él; tú, islas y sus habitantes". En este versículo, Isaías insta a todas las criaturas a alabar a Dios, incluidos los marineros y los que viven en las islas.
Salmo 103:20-22: "Dédate al Señor, tú, tus ángeles, tú que exceden en la fuerza, que mantienen sus mandamientos, obedeciendo la voz de Su Palabra. SUYO, que ejecuta tu beneficio. Doble al Señor, todos, todos Tus obras, en todas partes en tu dominio; ¡bendigo al Señor, ¡oh alma mía! " Este versículo muestra que todas las criaturas, incluidos los ángeles, están llamados a alabar a Dios.
Salmo 33:8: "Tema para el Señor toda la tierra; le temen a todos los habitantes del mundo". Este versículo insta a todas las personas en la tierra a temer a Dios.
Apocalipsis 5:13: "Y escuché a todas las criaturas que se encuentran en el cielo, en la tierra, y debajo de la tierra, y que están en el mar, y a todas las cosas en ellas, por decir, a lo que está sentado sobre el Trono y al cordero es elogio, honor, gloria, y dominio durante siglos de siglos ". Este versículo describe una visión del cielo, donde todas las criaturas alaban a Dios y al cordero.
“Padre, eu não acredito no inferno – falou um penitente. Padre Pio disse: Acreditará quando for para lá?” São Padre Pio de Pietrelcina
