Salmos, 119
24. Porque tus prescripciones son todo mi deleite, y tus preceptos, mis consejeros.
24. Porque tus prescripciones son todo mi deleite, y tus preceptos, mis consejeros.
El Salmo 119 es uno de los más largos de la Biblia y tiene como tema central la Palabra de Dios y su importancia para la vida del creyente. Los versos elegidos a continuación son ejemplos de cómo otros libros bíblicos también enfatizan la importancia de las Escrituras para la vida cristiana.
Proverbios 30:5: "Cada palabra de Dios es pura; él es un escudo para aquellos que se refugian en él". Este versículo destaca la pureza y confiabilidad de la Palabra de Dios, lo que lo convierte en un refugio seguro para el creyente.
2 Timothy 3:16-17: "Cada escritura está inspirada en Dios y es útil para la enseñanza, la reprensión, la corrección e instrucción en justicia, que el hombre de Dios podrá y completamente preparado para todo el buen trabajo". Este versículo enfatiza la inspiración divina de las Escrituras y su utilidad para la vida cristiana, ofreciendo instrucción y preparación para la obra de Dios.
Hebreos 4:12: "Porque la Palabra de Dios está viva y efectiva, y más aguda que cualquier espada de dos medidas; penetra hasta el punto de dividir el alma y el espíritu, juntos y médula, y juzga los pensamientos e intenciones del corazón". Este versículo destaca la naturaleza poderosa de la Palabra de Dios y su papel para revelar la verdadera naturaleza de los pensamientos e intenciones del corazón humano.
Romanos 15:4: "Porque todo lo que se ha escrito en el pasado fue escrito para enseñarnos, de modo que a través de la perseverancia y el buen coraje de las Escrituras, mantengamos nuestra esperanza". Este versículo destaca la importancia de aprender a través de las Escrituras, ofreciendo aliento y perseverancia para mantener la esperanza en el futuro.
Santiago 1:22: "No son solo oyentes de la palabra, engañándose a sí mismos. Por el contrario, practica la palabra". Este versículo destaca la importancia de la aplicación práctica de las Escrituras, recordando que escuchar la Palabra de Dios no es suficiente, pero es necesario ponerla en práctica en nuestra vida diaria.
“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina
