7. Entonces Nabucodonosor, rey de los asirios, envió mensajeros a todos los habitantes de Persia y a todos los que residían en Occidente: a los de Cilicia y Damasco, del Líbano y el Antilíbano, y a todos los que vivían en el litoral;





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina