Isaías, 4
4. Cuando el Señor lave la suciedad de las hijas de Sión y limpie a Jerusalén de la sangre derramada en ella, con el soplo abrasador del juicio,
4. Cuando el Señor lave la suciedad de las hijas de Sión y limpie a Jerusalén de la sangre derramada en ella, con el soplo abrasador del juicio,
Isaías 4 describe un momento de juicio en el que las mujeres en Jerusalén serán tan pocas que siete hombres se aferrarán a una sola mujer en busca de protección. El capítulo también habla sobre la gloria que vendrá cuando el Señor purifica la ciudad y el remanente de Israel. Los versos seleccionados a continuación están relacionados con los temas de juicio y purificación:
Isaías 1:25-26: "He aquí, haré mi mano contra ti y te purificaré como con Potassa, y tomará toda tu impureza. Y te restauraré a tus jueces, como estaban antes; y tus consejeros, como antes, como antes ; de esto te llamará Justice City, Faithful City ". Este versículo habla sobre la purificación del pueblo de Dios, así como la restauración de la justicia y la fidelidad en la ciudad.
Isaías 6:13: "Pero aún así la décima parte estará en ella, y será despedida nuevamente; pero como el roble y como Azinheira, que después de la defolidora, todavía son firmes, por lo que la santa semilla será su firmeza". Aquí el Señor anuncia que un remanente permanecerá después del juicio, así como un árbol continúa creciendo después de que se haya podado.
Isaías 10:22: "Porque aunque tu pueblo, oh Israel, sea como la arena del mar, solo un remanente se convertirá; se determina una destrucción, desbordando a la justicia". Este versículo también habla sobre el remanente que permanecerá después del juicio.
Isaías 26:20-21: "Ven, mi gente, entra en tus cámaras y cierra tus puertas sobre ti; esconderte por un momento, hasta que pases la ira. Porque el Señor sale de tu casa, para castigar a los residentes de La tierra debido a su iniquidad; y la tierra descubrirá su sangre y ya no cubrirá a sus muertos ". Este versículo habla sobre el momento del juicio cuando el pueblo de Dios debe esconderse hasta que la ira haya pasado, mientras que el Señor castiga la iniquidad de los habitantes de la tierra.
Isaías 32:2: "Cada uno será como un refugio contra el viento y un refugio contra la tormenta, como las corrientes de agua en lugares secos, como la sombra de una gran roca en tierra sedienta". Este versículo habla sobre la protección que el Señor ofrece a su pueblo en tiempos difíciles, como los descritos en Isaías 4.
“Sigamos o caminho que nos conduz a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina
