Found 46 Results for: ungido

  • y Sadoc, el sacerdote, y Natán, el profeta, le han ungido por rey en Guijón. Luego han subido desde allí, llenos de júbilo, y la ciudad se ha alborotado. Este es el tumulto que habéis oído. (I Reyes 1, 45)

  • Jirán, rey de Tiro, al enterarse de que Salomón había sido ungido rey en lugar de su padre, le envió una embajada, pues Jirán había sido amigo de David toda su vida. (I Reyes 5, 15)

  • Cuando los filisteos supieron que David había sido ungido rey de todo Israel, fueron todos en su busca. David se enteró y les salió al encuentro. (I Crónicas 14, 8)

  • Comieron y bebieron aquel día con gran regocijo en presencia del Señor y proclamaron rey por segunda vez a Salomón, hijo de David, ungiéndolo como príncipe delante del Señor. Sadoc fue asimismo ungido sacerdote. (I Crónicas 29, 22)

  • Señor Dios, no apartes tu mirada de tu ungido. Recuerda los favores que hiciste a tu siervo David". (II Crónicas 6, 42)

  • Dios tenía prevista esta visita a Jorán para ruina de Ocozías; pues, a su llegada, salió con Jorán al encuentro de Jehú, hijo de Nimsí, a quien el Señor había ungido para exterminar a la casa de Ajab. (II Crónicas 22, 7)

  • Amas la justicia y odias la iniquidad, por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo de alegría con preferencia a tus compañeros. (Salmos 45, 8)

  • oh Dios, contempla nuestro escudo, fíjate en el rostro de tu ungido. (Salmos 84, 10)

  • Y, sin embargo, has rechazado y desechado a tu ungido y te has enfurecido contra él; (Salmos 89, 39)

  • Tus enemigos, Señor, lo han ultrajado escupiendo sobre los pasos de tu ungido. (Salmos 89, 52)

  • Antes del tiempo de su eterno reposo rindió testimonio delante del Señor y de su ungido: "De nadie he tomado bienes, ni siquiera unas sandalias", y nadie pudo acusarle. (Eclesiástico 46, 19)

  • Esto dice el Señor a Ciro, su ungido, a quien yo tomé de la mano para someter a las naciones y desatar las cinturas de los reyes; para abrir puertas ante él sin dejar que se cierren: (Isaías 45, 1)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina